lunes, 15 de julio de 2013

Moreneta de Montserrat - San Telmo Chic

Hace un tiempo me habían recomendado que me dé una vuelta por Moreneta de Monserrat bajo el lema: Es otro restaurante más, pero a mi me gusta.

Después de haber ido varias veces decidí sentarme a escribir sobre este espacio gastronómico sin saber bien qué puntos remarcar frente a tanta competencia en la zona. No nos olvidemos de que Plaza de Mayo y alrededores es un centro gastronómico por excelencia competitivo por la demanda que hay en esa parte del centro porteño.


Si uno se pone a pensar un poco y tiene un par de ideas interesantes puede maximizar la mezcla de clientes que puede tener en el norte de San Telmo (
en Moreno 477): turistas y oficinistas. 

En gastronomía es complicado ofrecer un producto acorde a varios nichos de mercado. Si uno se encasilla en un nicho muy chico puede costarle caro un paso en falso. Si uno abarca mucho, aprieta menos que adolescente con la cara llena de granos. 

Hay una realidad: lo único internacional a lo que podemos acceder hoy en día en Argentina es a la gastronomía. Con las trabas a las importaciones y el dolar paralelo salado como Mar Muerto no nos queda otra opción para viajar que probando platos extranjeros, obviamente adaptados con los ingredientes que tenemos a mano.

Para eso el argentino es muy hábil. Si no tiene algo, te lo inventa, o te hace creer que lo inventó. Chanta, hábil, van de la mano.

Después de haberme ido por las ramas de canela vuelvo a Moreneta, un emprendimiento a pulmón que ya lleva unos añitos, donde la idea es ofrecer un producto bueno, a un precio accesible.

Hoy en día podés comer por unos 100 pesos per cápita, bien comido, con sabores marcados. Incluso el "salmón" blanco, esperando que no tenga mucho sabor, me sorprendió gratamente.

Me gusta probar platos vegetarianos porque son los más complicados de hacer sabrosos. Cualquiera te cocina un churrasco con sal y pimienta, pero una lasaña de berenjenas ya es algo que, si no tienen buena mano, se convierte en un mil hojas de diario y pasto. No era el caso, la lasaña estaba buenísima.

Igual, porque soy un fanático del pan, lo que más me gustó fue la panera. El pan casero, con semillas, saladito, cremoso, suave. Hacía rato que no me topaba con un pan tan rico en un restaurante. Es fácil conseguir buenos panes un domingo por la mañana, pero un lunes cualquiera, en un restaurante del barrio de San Telmo, es algo impensado. Espero que sigan haciendo este pan porque vale la pena comérselo todo antes de que te lleguen los platos.

Mientras esperaba la comida divisé la cava, alias mueble con botellas de vino a la vista del público. Me sorprendió estar de acuerdo casi con la totalidad de vinos seleccionados como grandes opciones a la hora de probar, sea en el restaurante o sea en casa.

Está bueno cuando la selección de vinos tiene los Best-Buy porque, si no tenés mucha idea de qué tomar, es difícil que te equivoques al azar. Y cuando hablo de Best-Buy hablo de vinos que están elaborados para ser gustados por el consumidor general, a precios que vale la pena pagar. 

En resumen, se come rico, te podés tomar un vino con los ojos cerrados y engordar feliz con la panera. A un paso de la Casa Rosada, comida chic para algunos y algunas.











 
El Guerrillero Culinario

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