viernes, 9 de mayo de 2014

Hay café-café...


Hace rato que tengo dando vueltas en la cabeza un conflicto acerca de los bares o cafeterías de Buenos Aires. 

Soy argentino con herencia tana, y me he sentido más veces tano que porteño. Las veces que pude tomar café en Italia me fui enamorado del sabor, de la textura, de todo el ritual, que a diferencia de acá, dura unos segundos, porque el café está hecho para tomártelo de un saque y disparar para el trabajo o correr el auto que dejaste en doble fila sobre la salida para discapacitados al que ni siquiera le pusiste las balizas. 

El tano es así. Y no lo defiendo; al contrario, odio esa forma enquilombada que tienen para vivir. Pero parece que les funciona, tanto el descontrol, como tomarse un rico café en menos de un minuto, de parado, como quien sale a fumarse un pucho, pero en menos tiempo.

Acá tenemos otra costumbre. Nadie se sienta a tomar un café por un minuto, no se acostumbra.

Cuando era estudiante (allá por el año 2000, y antes también) me sentaba en el café entre clase y clase para repasar algo antes de entrar a la facultad. Media hora, a veces más, con el culo aplastado y una promo de Café con Leche y 2 de manteca.

Reunión de negocios. Consultar a un abogado. Una charla con un amigo que está en el horno y quiere hacer la gran Barreda con la familia porque no lo dejan ir a ver el Turismo Carretera al interior. O hasta esperar sentado con una lágrima, "símbolo" que indica que estás por dejar a tu novia.

El café en Buenos Aires gira alrededor del entorno y no del café en sí. Porque si me preguntás qué sabor tenía el café cuando iba a estudiar a la facultad, te voy a decir que tenía sabor a falta de tiempo porque me iban a romper el upite en el examen. 

Cuando leo a alguien criticar a Starbucks, Mc Donald's, Piacere, La Brioche Dorée, o cualquier cadena que ofrezca café con pastelería, me pregunto:

¿lo critican defendiendo a quién?

Ponele que no te gusta un restaurante de comida árabe. Si no te gusta, lo estás comparando con otro. Porque si no te gusta porque no te gusta, entonces no te gusta la comida árabe, y no es que no te gusta ese restaurante.

Me pasó hace unos días recomendar un menú del Pastrami Week. El menú es de $120 al medio día y $230 a la noche e incluye entrada, plato, postre, vino o gaseosa (línea Coca). Y salta alguien a decirme que se come más barato en Katz (New York). Claro, hace la comparación alguien que vive en Nueva York y viste una cartera de Louis Vuitton (o no sé que marca pero alguna de esas que te rompen la cabeza con los precios). A mi comer acá me cuesta eso, o pagarme un pasaje en promo de $8.700 para ir a comerme el Pastrami a NY. 

Si hiciera eso pensarían que soy un pelotudo. 

¿Entonces cuál es el punto de comparación entre un café de cadena internacional contra otros cafés?

Porque si me van a decir que prefieren el café de Cocu antes que un Starbucks les anticipo que los precios son parecidos, la "no-atención" es la misma (en ambos tenés que ir vos a comprar, esperar y llevar a tu mesa la bandeja), el amontonamiento es similar, y los centroamericanos/centroeuropeos que te atienden, tampoco manejan tus códigos de la rivera de La Plata.

Pongamos de ejemplo a Mc Donald's, que hace uno de los cafés americanos quemados más pedorros del sistema solar. Sin embargo, por lo que vale, lo prefiero al mismo café pedorro que te venden en cualquier barcito de San Justo, Villa Urquiza, Avellaneda o Microcentro. Porque la idea es comprar precios similares. Cualquiera te dice que desayunar en Le Blé es mejor que Mc Donald's. Claro, te sale el tripe.

Entonces estamos en contra de las cadenas porque son cadenas. Porque son capitales extranjeros y nos comemos el discurso pseudo nacionalista de un presidente que porta relojes suizos, ropa europea de fabricación norafricana, zapatos norteamericanos, y cueros argentinos con etiqueta verde de importación. 

Vamos chicos. No defiendo a las cadenas, pero tampoco nos comamos el verso de que los cafés y bares porteños son lo mejor del mundo, porque malos sueldos pagan todos, en especial los palermitanos modernos que contratan a colombianos que vienen a estudiar y no tienen muchas pretensiones a la hora de cobrar. La única diferencia está en que el 100% se lo queda el dueño, que tampoco es siempre argentino y si lo es, dudo que lo gaste en Calamuchita, Purmamarca o Trelew...

Ese tipo, argentino, nacionalista, laburador, se toma un vuelo por Américan a Miami, o por Iberia a Madrid... 

...y vos, defendiendo el modelo Nac&Pop cubierto por la bandera roja, blanca, azul y llena de estrellitas...

Mea culpa chicos. Mea culpa...






El Guerrillero Culinario

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Concretamente en la época en la que regalaban el café en Mc Don yo no aceptaba el regalo , ¿por que ? vos lo dijiste , por que es el más pedorro del sistema solar (y de la Vía Lactea)y prefiero mil veces un cafecito de sentado, servido por mozo; sobre todo expresso. Me extraña que no destaques lo lindo de sentarse a tomar un cafe y boludear media horita hojeando el diario, leyendo un libro, mirando los culos de las chicas o hablando del partido del domingo.Eso hace del café a "la Argentina" único y lo diferencia del cafe "a la tana" . Salutte.

Unknown dijo...

Anónimo,

Exactamente a eso voy. Que criticamos el café, cuando lo importante no es el café. Los cafés malos son malos en todos lados. Entonces no es malo "sólo" el de Mc, la diferencia quizás está en que te sentás con menos gente. O parece más casero. Pero venimos (como sociedad) criticando un café que no se compara ni a palos con un café tano. Entonces comparemos modelos de negocio. Pero de forma sincera. O sea: si el modelo es exitoso da igual si es extranjero o nacional.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo Guerrillero. Excelente la referencia a falsos nacionalistas. Yo consumo cosas de afuera y cosas de acá asumiendo que muchas veces es mejor lo de afuera. Pero sólo porque acá trabajan a desgano y al 10% sólo para poder cobrar un sueldo de cuarta. Aunque a veces y con algo de suerte encuentro esas joyitas de Buenos Aires.
CharlieHarperAR.

fians4k dijo...

Concido plenamente. Mas allá de las diferentes calidades y conceptos de café que tenemos disponibles en Buenos Aires (ese es un tema infinitamente mas largo y cuya discusión lleva ya infinitos capítulos escritos, con promesa de infinitos capítulos nuevos), el que critica a Starbucks o McDonalds solo por ser la marca que son, demuestra su absoluta falta de criterio respecto a como se mueve el mundo.

Es de suponer que quien enarbola dicha crítica posee un celular de marca nacional y no el clon 200 millones de alguna marca extranjera. O que se mueve solo en bondi, porque las biciletas públicas y el subte son de Macri. Y ni hablar de un auto, no lo imagino manejando el modelo mas económico de una marca francesa, alemana o italiana.

La comida y el café son transversales, no deberían verse afectados por ideologías de índole sociopolíticas.

Un saludo!

Unknown dijo...

Gran comentario. Muy bien resumida la idea. Usted es un genio, Fiansk